El Tribunal Supremo (TS) ha rechazado el recurso de casación presentado contra la sentencia de la Audiencia de Granada que condenó a dos años y medio de cárcel al regente del club de jazz El Secadero de Alhendín (Granada) por el exceso de ruido causado por su local durante más de una década.
La Sala de lo Penal del Alto Tribunal confirma así a través de un auto el fallo que condenó a José Luis S.R. como autor de un delito contra el medio ambiente y le inhabilitó durante dos años y seis meses para el ejercicio de actividades relacionadas con pub y espectáculos musicales.
Pese a los motivos esgrimidos por el recurrente, el Supremo considera que en este caso no se le ha causado ningún tipo de indefensión y que sí que concurren los elementos integrantes de la infracción objeto de acusación. La sentencia ahora confirmada declaró probado que el procesado abrió el establecimiento -que llegó a ser un referente de la música jazz en Andalucía- en junio de 1994, fecha desde la que se desarrollaron actuaciones en vivo de grupos musicales, principalmente los fines de semana.
Estos espectáculos, que en verano tenían lugar al aire libre, en invierno se hacían dentro del local y a ello se sumaban el resto de días ensayos de numerosos grupos, comenzaban a medianoche y se prolongaban "hasta altas horas de la madrugada".
Además, el pub tenía en funcionamiento equipos de música, con altavoces en el interior y en el patio, que carecían de limitador de sonido, así como cualquier tipo de insonorización.
Según la sentencia confirmada, tanto los conciertos como los equipos musicales generaban "un alto ruido", con un nivel "ilícito" que llegaba a las viviendas del entorno, "rebasando el máximo permitido por la normativa aplicable y produciendo en consecuencia una contaminación acústica constante".
Todo ello se repetía noche tras noche y generaba "una posibilidad de grave perjuicio a la salud de los vecinos que vivían en las proximidades", quienes por estos hechos padecieron problemas de insomnio, irritabilidad y afectación en el rendimiento de su trabajo, y que se vieron obligados a cambiar sus hábitos de sueño o las habitaciones de sus viviendas para dormir. ( Fuente Efe )