La confianza de los españoles como elemento dinamizador del consumo volvió a crecer en el segundo trimestre de 2015, confirmando las buenas expectativas recogidas en los tres primeros meses del año. De este modo, el índice de confianza del consumidor ganó nueve puntos en el primer semestre de este año al pasar de los 63 a los 72 puntos.
Son cuatro puntos de subida entre enero y marzo y otros cinco entre abril y junio, por lo que se acelera el ritmo de crecimiento de la confianza a medida que transcurre el año. Este dato, además, acerca a España a la media europea situada en 79 puntos, tal como indica el último Estudio Global de Confianza de los Consumidores, elaborado por la consultora Nielsen.
España se desmarca así del resto de economías periféricas, como Portugal, Italia y Grecia, donde la confianza oscila entre los 53 y los 57 puntos, destacando por llamativa la caída de 12 puntos de la confianza griega con respecto al primer trimestre del año, en plena crisis del gobierno heleno y la Troika europea sobre la deuda a pagar por Grecia.
En esta mejora de la confianza del consumidor, la seguridad o estabilidad en el empleo es la clave. En el caso de España, y con un paro en torno al 22%, la percepción de que la situación laboral está mejorando empieza a crecer.
Un estado de opinión refrendado por las buenas perspectivas que organismos internacionales como la OCDE prevén para nuestro país. Esta organización estima que España será el país de la OCDE que más empleo cree en 2015 y 2016, a razón de 500.000 puestos de trabajo al año.
De momento, los españoles encuestados en este segundo trimestre del año ven los próximos doce meses con mejores perspectivas laborales que en los primeros compases de 2015. Así, el 22% califica de buena su situación laboral a corto plazo (18% opinaba así en el primer trimestre), mientras que los que ven negro el horizonte se reducen del 32% al 29%. Sin embargo, la opinión mayoritaria sobre el futuro laboral, la del 44% de los encuestados, se sitúa en un término medio, ni tan bueno ni tan malo.
Aunque los españoles empiezan a atisbar la luz al final del túnel, el trabajo y la evolución de la economía se mantienen como la principal de sus preocupaciones, al menos para cuatro de cada diez encuestados. Y, de hecho, la percepción mayoritaria es que, a pesar de las mejoras, España aún se mantiene en recesión (73%), aunque este dato es siete puntos inferior al registrado al término de 2014.
Según el director general de Nielsen Iberia, Gustavo Núñez, “seis de cada diez españoles consideran que su país seguirá en recesión dentro de un año, pero es significativo como poco a poco son cada vez más los que piensan que se revertirá la situación o que ya no ve tan clara la crisis. Esta percepción de mejora provoca que haya más ciudadanos dispuestos a salir y gastar más y que el ahorro se busque en partidas como la factura de luz y gas y no en dejar de tomarse unas cañas o picar algo, un comportamiento social que llevamos en nuestro ADN”.
Precisamente, el Índice de Confianza del Consumidor de Nielsen muestra cómo el 62% de los consumidores recortaron su gasto en ocio y entretenimiento fuera del hogar como medida para aliviar las cuentas domésticas y, sin embargo, apenas dos de cada diez afirman que mantendrán ese recorte cuando la economía mejore. Por el contrario, el 64% de los encuestados dice haber ahorrado reduciendo su consumo de gas y electricidad, actitud que la mitad asegura que mantendrá cuando la economía se estabilice.