Todos los restauradores tenemos claro que un bar o restaurante debe ser rentable, de lo contrario, antes o después, acabará cerrándose. Hay muchas decisiones a tomar en un establecimiento para aumentar su rentabilidad. Afortunadamente algunas de ellas, además de incrementar la rentabilidad, aumentan la calidad del servicio. Un ejemplo claro de medida que permite a un tiempo aumentar la rentabilidad y la calidad del servicio, es utilizar copas de cava más pequeñas de las que habitualmente se están usando en hostelería. La copa de cava, si es más reducida, permite que sea más difícil que el cliente llegue a beber el cava a una temperatura inadecuada, demasiado caliente.
La consecuencia es clara, si vendemos copas de cava más pequeñas obtendremos mayor rentabilidad de cada botella y, además, mejoraremos la calidad del servicio al favorecer que el cliente disfrute del producto en condiciones mejores. Criterio similar se puede aplicar en varios tipos de tapas que requieren temperaturas altas o bajas para su consumo. Si reducimos el tamaño de los platos se produce el mismo efecto positivo expuesto, será más probable que el cliente consuma la tapa a la temperatura correcta.
El ahorro no siempre está reñido con la calidad. Un buen empresario de la restauración debe buscar medidas que, como las expuestas, nos permitan incrementar la rentabilidad y mejorar el servicio, todo a un tiempo. La expuesta, es una entre otras muchas medidas generadoras de rentabilidad que iremos tratando en próximos números. Hasta entonces, recuerden que el tamaño es importante en restauración.
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