Sanlúcar de Barrameda se ha convertido en la capital española de la gastronomía para este 2022. En un acto celebrado el miércoles 20 de enero en la Feria Internacional de Turismo (Fitur), el Consejero de Turismo del Gobierno de la Región de Murcia, quien dispuso del título en 2021, cedió el símbolo de la Capitalidad al alcalde de Sanlúcar, Víctor Mora.
Este título, concedido por la Federación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, pretende promocionar el turismo gastronómico en aquellas ciudades que lo ostentan para aumentar la comunicación y visibilidad en los medios de comunicación y difundir el patrimonio gastronómico: sus platos tradicionales y los más vanguardistas.
Sanlúcar es el primer municipio que logra conseguir la capitalidad, que en sus diez ediciones pasadas fue otorgada únicamente a provincias. Las nueve ciudades españolas elegidas desde 2012 que ostentaban el título obtuvieron grandes resultados y vieron incrementado el turismo. En orden cronológico son: Logroño, Burgos, Vitoria, Cáceres, Toledo, Huelva, León, Almería, Murcia.
Al contrario que Magallanes en 1519 cuando partió con su expedición desde el puerto del municipio gaditano a la conquista de nuevas tierras, nosotros nos quedamos en la localidad gaditana para desvelaros los secretos gastronómicos que han hecho que Sanlúcar de Barrameda ostente la Capitalidad durante todo el año.
La cocina de Sanlúcar de Barrameda
El turismo gastronómico es una nueva oportunidad para descubrir cuáles son los platos típicos de cada ciudad y región que visitamos. Este año Sanlúcar de Barrameda es una parada obligatoria para los amantes de la comida al ser la capital gastronómica del país:
- Langostino: irte de sus calles sin haber probado un plato de langostinos es como si vas a Italia y te vuelves sin haber comido una pizza. Este crustáceo, que se sirve cocido, es el plato estrella de la capital gastronómica andaluza y que encontrarás en cada menú, sobre todo en las cenas de Navidad, donde nunca falta. Tiene un sabor especial porque se pesca directamente de las aguas del Guadalquivir y no proviene del Océano Atlántico o el Mar Mediterráneo. Otra diferencia notable son sus bigotes, duros y robustos, que no se rompen si los sujetas con las manos. Su cola es de color azul y al final de su cuerpo presenta dos líneas discontinuas en vez de una.
- Acedías: situada en la desembocadura del Guadalquivir y rodeada por el océano Atlántico, la localidad vive de la pesca y por ello el pescado es un plato que no falta en la mesa. Las acedías son su pescado más conocido y se comen fritas, aunque existen muchas formas de prepararla. Se cría en agua dulce y agua salada y por eso su sabor es especial. Los más pequeños de la casa también saben apreciarlas porque sus espinas son fáciles de quitar y no causa ningún problema a la hora de ingerirlas.
- El veranillo de chipirones: los guisos, siempre ligados a la tradición marítima, para la época invernal tampoco faltan. Este plato tan singular consiste en un refrito a base de pimientos, tomates, cebolla, ajo y un poquito de laurel. La tierra también cobra importancia y en este caso se complementa con los chipirones que se añaden al final de la preparación.
- Manzanilla: para acompañar un buen plato de langostinos tenemos otro producto marca Sanlúcar. La manzanilla es un vino criado única y exclusivamente en las bodegas de la provincia gaditana y que posee la Denominación de Origen desde 1964. De generación en generación, se ha ido transmitiendo la manera de elaborarlo, un proceso en el que intervienen barriles de roble americano o “botas” con más de 100 años de antigüedad, dispuestos por filas por el método de soleras. Este sistema consiste en llenar las botas colocadas en lo más alto, transcurrido un año se vuelve a pasar ese contenido a las botas del nivel inferior y las primeras se rellenan con vino nuevo.
Para disfrutar de estas especialidades, la capital gastronómica cuenta con numerosos bares y restaurantes entre los que se encuentra el premio Bib Gourmand de la Guía Michelin, Casa Bigote, y que su menú no supera los 35 euros. Fundado en 1951 como una taberna para los pescadores que pasaban por allí, las generaciones venideras han logrado convertirlo en un referente para degustar los famosos langostinos de la tierra. Sin ir más lejos, su nombre hace referencia a los bigotes característicos de su plato estrella.
Otra parada indispensable y que forma parte del turismo sanluqueño son sus bodegas. 18 de ellas se han unido para dar forma al Centro de Interpretación de la Manzanilla en Las Covachas. El objetivo final es darle espacio a la viticultura y los viñedos como actividad esencial en la vida diaria de Sanlúcar.
Caminando por el centro urbano te encontrarás multitud de bodegas, pero nosotros destacamos La Gitana, que este año cumple 230 años. Sus “botas” e instalaciones están presididas por el cuadro de una Gitana, cuyo retrato es la imagen de la marca manzanilla que se produce en esas salas y se distribuye por todo el territorio.