La necesidad de incorporar el uniforme a toda empresa es relativa, ya que depende de criterios subjetivos del empresario; pues va ligado de manera muy estrecha a la importancia que éste le dé a la imagen. Es decir, si considera que lo importante no son las sensaciones que recibe el cliente, si no simplemente el vender sin más, quizás el uniforme no tenga más importancia que el mero uso de evitar mancharse la propia ropa o el de solucionar el dilema que todos tenemos cada mañana de “ que me voy a poner”.
Pero si por el contrario, le da mucha importancia a la satisfacción del cliente y causar una buena imagen de su local, comida, servicio… entonces el uniforme es pieza indiscutible para lograr transmitir esta sensación.
En un mundo cada vez más competitivo, actualmente sumergidos en una agonizante crisis, y donde todos, en mucha ocasiones, ofrecemos el mismo producto, la importancia de diferenciarnos de nuestra competencia pasa por el hecho de transmitir sensaciones distintas y satisfactorias a nuestros clientes. Para ello, es fundamental ofrecer artículos de calidad, buen servicio, buena atención al cliente y una buena imagen visual, comunicado todo ello de una forma no verbal.Es quizás en este último apartado, en la comunicación no verbal, donde se podría catalogar la importancia de llevar o no uniforme. Con él, la empresa puede transmitir muchos conceptos como pueden ser el de profesionalidad, seriedad, calidad…, éllo unido a un buen servicio y calidad en el producto, son una formula que asegura el éxito o la supervivencia en épocas difíciles como la actual.
Consecuentemente, consideramos que es muy importante unificar la imagen del local con la de los trabajadores, para potenciar la idea de transmitir mensajes subliminales de calidad, profesionalidad, buen trato, buen servicio…
Siempre teniendo en cuenta el tipo de negocio del que se trate y al público objetivo al cual nos dirigimos, es importante vestirnos de una manera u otra. Hoy en día se empiezan a ver de forma notoria, muchas salas donde los camareros van vestidos con prendas que hasta ahora eran propias de los cocineros, como podría ser el caso de la chaqueta de cocina negra, pero con un estilo más vanguardista.
A modo de ejemplo, el restaurante de lujo que podemos encontrar en grandes ciudades o localidades costeras y que quiera transmitir la idea de seriedad, calidad, buen servicio, trato, profesionalidad, atención… suele vestir con tejidos más elegantes, que no tradicionales; es decir, actualmente se incorporan a los tejidos un porcentaje de elastán para mejorar la confortabilidad de la prenda, nuevos colores como el vengué, chocolate, gris merengo, que armonizan la imagen del vestuario con la decoración ambiental del local… Siguiendo esta línea argumental, el personal de sala podría vestirse con una camisa italiana, pantalón de bolsillo americano y un elegante delantal francés ( actualmente, la pajarita y la corbata, han quedado en un segundo término); mientras que el “ maitre”, se vestiría con un color distinto al personal de sala, pero no con ello disconforme con la imagen global del restaurante, llevando un traje de lana fría con una camisa entallada.
En el caso de los cocineros de este mismo tipo de restaurant, es de suma importancia continuar cuidando la imagen, pues en muchas ocasiones la cocina está a la vista del cliente y si ésta no está en condiciones óptimas, puede ser motivo suficiente para que se transmita una mala imagen, provocando la pérdida de un buen cliente. En este caso, un uniforme apropiado ( chaqueta cocina superdry, permite una mejor transpiración, o tejidos antimancha) ayuda a transmitir la sensación de limpieza y pulcritud.
Por otro lado, nos encontramos los restaurantes más económicos donde la imagen de seriedad no prima tanto como la de proximidad con el cliente ( una relación más de tu a tu). En este caso y basándonos en este concepto de confianza con el cliente, nos encontramos a unos camareros con un vestuario más informal, con colores más atrevidos, pero siempre acordes con la imagen de la empresa. Los delantales de cintura, junto con los polos o camisas aportan este toque de color, rompiendo con el clásico uniforme de camarero.
El bar es un negocio que podríamos delimitarlo por zonas, pues en el centro de grandes ciudades los camareros aun conservan aquella imagen tradicional ( camisa, chaleco, pantalón y pajarita), mientras que en otros lugares, pueden buscar una imagen más contemporánea por medio de la camisa de ralla diplomática o polo combinados con delantales a juego.
Partiendo de la base de la importancia de transmitir buenas sensaciones al cliente por medio de la imagen, y con ello el uniforme es parte fundamental, sería recomendable mantener durante un periodo de tiempo prolongado la misma uniformidad. Pues una elección distinta a la habitual, a la que tenemos al cliente acostumbrado, podría transmitir la idea equivocada de un cambio del tipo de cocina, calidad del producto, de la dirección… Todo ello podría ser perjudicial para los intereses del negocio.
Así pues, todo cambio de ropa del personal debe ir acompañado de un proposito, de una idea, ya sea para adecuarlo al nuevo ambiente del local, por un cambio del tipo de cocina o para renovar el vestuario, pasado cierto tiempo y para que el cliente vea un cuidado especial en la imagen.
Caso a parte, es el cambio del uniforme en función de la época del año en la que nos encontremos. Podríamos llamarlo pasar de la manga larga a la manga corta, o de tejidos de invierno a los de verano, más vaporosos y ligeros.
Este cambio de ropa estacional no se produce en todos los negocios de la restauración, pues existen aquellos que llevan el mismo uniforme todo el año, ya que sus locales están muy bien acondicionados para que el personal pueda dar siempre la misma imagen. Éste sería el caso de muchos restaurantes, de los que podríamos denominar “ restaurantes atemporales”.
En el otro lado de la balanza estarían la mayoría de bares, cafeterías, granjas, pequeños restaurantes e incluso los grandes y lujosos hoteles, pero que tienen terrazas con piscina. Todos estos, se adaptan a la estacionalidad, dando lugar a ver a los camareros con prendas adecuadas a la climatología, ya sea por medio de la manga o del colorido.
Un aspecto muy ligado al uniforme y con el que conseguimos unificar el vestuario del trabajador con la decoración del local, sería la personalización de la ropa con el logotipo de la empresa. Gracias a un bordado de calidad, podemos obtener la homogeneización total de la imagen que transmiten todos los elementos relevantes, en cuanto a transmisión de la imagen se refiere, de un restaurante, bar o cafetería y permitiendo, de este modo, potenciar la imagen de marca.
Y cuando hablamos de vestir al trabajador, no debemos olvidar el vestir nuestras mesas, pues éstas son un elemento indiscutible e indispensable de todo negocio de la hostelería. Los manteles también pueden ser acordes a la imagen del restaurante, aunque con ello no queremos decir que sean forzosamente del mismo color que el uniforme del camarero.
Al igual que la ropa para el personal, existen distintos tipos de tejidos y coloridos para vestirlas, pasando por los tejidos antimancha, cuyos colores tienen garantía de solidez, otros tejidos que permiten vestir las mesas, los cocineros ( chaquetas de cocina) y los camareros ( delantales) con el mismo modelo de tejido y color, unificando aun más, si cabe, la imagen del local y los tradicionales manteles de crepé o lino y de jacquard ( liso con relieve).
Cabe reseñar, como hemos ido diciendo hasta ahora, que el uniforme va estrechamente ligado a la imagen y una buena imagen, que transmita sensaciones positivas a la clientela, es indispensable para asegurarnos la fidelización de éstos. Con una uniformidad acertada del personal, se potencia las sensaciones generales que percibe el cliente de todo restaurante, complementando favorablemente el grado de satisfacción percibido de los alimentos que ha consumido, del trato que el personal del local le ha dispensado y del buen servicio del mismo.
Por srta. Pepi Lunar
Socia de Uniformes Gourmet
www.uniformesgourmet.com