Cuando las dimensiones del local no son amplias, se pueden sacar del espacio privado de los aseos, aparatos cuyo uso no requiera estricta privacidad como lavabos, secadores, dispensadores de toallas o espejos
La luz en los lavabos ha de ser potente y uniforme en el área inmediatamente anterior a los espejos y no debe provenir únicamente del techo, ya que arrojaría sombras sobre el rostro.
Es muy molesto para la mayoría de clientes, que los ruidos íntimos propios de la actividad biológica que se desarrolla en los servicios se oigan con facilidad. Para evitar este problema, sin necesidad de tirar paredes ni construir muros más gruesos, hemos de instalar música en los servicios.
De esto se deduce que el reto planteado no es uno menor y que las consideraciones a tener en cuenta al momento de su diseño son de índole diversa. Por tanto sería conveniente desglosarlas una a una ,pormenorizarlas en detalle y abordarlas paulatinamente desde lo más general, como su localización y distribución interna general, hacia las consideraciones de tipo más específico como lo pueden ser la iluminación, el mantenimiento y el uso práctico que se hace de los servicios.
Ubicación: ¡ Al fondo, a la derecha!
Aunque intuitiva y eficaz por usual, esta ubicación de los servicios dentro del local no siempre es idónea o factible. Éstos siempre funcionarán mejor cuanto más accesibles estén tanto al cliente como al personal de atención, sin que esto signifique que deban ser ubicados en la entrada.
En locales profundos y estrechos funcionan mejor a continuación de la barra/cocina que al fondo; y en locales de dos plantas, siempre servirán mejor su función cuando se ubiquen en el nivel de acceso. Si esto no fuese posible, señalización expedita y una clara identificación han de llevar al cliente de forma inequívoca hasta el baño, y los medios de tracción o elevación de personas con restricciones de movilidad han de estar por fuerza presentes a pesar de su usual aparatosidad y su elevado coste.
En la medida que se entienda que todo el recorrido de acceso a los lavabos ha de ser dimensionado y equipado bajo los criterios de accesibilidad universal, se comprenderá mejor la necesidad de situarlos en relativa proximidad a los accesos principales del local para liberar el resto del espacio de tales necesidades de espacio extra y su consiguiente inversión.
En resumen, sacar los lavabos de la trastienda hacia un emplazamiento más central dentro de la planta de local sirve de manera menos complicada y costosa las necesidades de accesibilidad a los lavabos para todos, en una forma que resulta poco aparatosa, pudiendo ser virtualmente imperceptible y por tanto estéticamente óptima.
Distribución.
La distribución de los lavabos de un local público depende directamente de la cantidad de aparatos sanitarios que hayan de albergar los mismos, y esta cantidad a su vez, viene determinada por el número de personas que deberán utilizarlos simultáneamente o del aforo del local. Cuando las dimensiones del local son generosas la distribución plantea pocos problemas.
No obstante, cuando este no es el caso, existen ciertas estrategias que ayudan a optimizar el espacio. La más efectiva y usual de estas consiste en sacar del espacio privado de los aseos, todos aquellos aparatos y accesorios cuyo uso no requiera estricta privacidad (ej. Lavabos, secadores de manos, dispensadores de toallas, espejos y tocadores). Esta operación, aparte de reservar más espacio para los aseos, minimiza el tiempo de utilización de los mismos por persona, aumentando la eficiencia de cada unidad. Otra estrategia, quizás más obvia y artificiosa, consiste en escoger modelos de mobiliario sanitario de tipo compacto, empotrado o suspendido para liberar centímetros alrededor y por debamos de los mismos. Por último, plantear puertas correderas y embutidas en los paramentos verticales ayuda a liberar el espacio de giro de las hojas, para ser posteriormente ocupado por mobiliario, para dar libertad de movimiento al usuario o para cumplir los mínimos espaciales requeridos por la normativa.
Tomando de nuevo en consideración a la clientela con diferentes grados de diversidad funcional, aparte de prever las dimensiones mínimas que permitan los giros de la silla de ruedas (120 – 150 cm ) debemos siempre prever espacio para colocar soportes y ayudas mecánicas abatibles a cada lado de los inodoros, así como garantizar un espacio al lado del inodoro mayor a 70 cm de ancho, que permitan la transferencia lateral desde la silla hacia la taza, ya que transferencia frontal, sin asistencia, es imposible. Del mismo modo, todos aquellos mecanismos (manetas, interruptores, grifos, pulsadores, secadores y dispensadores de toallas o de jabón, etc.) deben colocarse por debajo de una línea imaginaria trazada a 130 cm del suelo. Como última consideración, los espejos murales o de cuerpo entero son los únicos que se adaptan a esta población creciente y los que mejor sirven a cualquiera que quiera comprobar su aspecto de pies a cabeza.
Revestimientos
Las opciones en este respecto son tan numerosas para el lavabo público como para el cuarto de baño privado. No obstante, el criterio de selección de los mismos ha de estar más vinculado con la imagen de marca del establecimiento y el esquema de interiorismo global que con el gusto particular del restaurador. Así mismo, cuando hablamos de revestimientos en aseos públicos, la facilidad del mantenimiento y tolerancia a la humedad han de ser considerados.
Quizás por aquella razón, los alicatados cerámicos, porcelánicos, las piedras y los sintéticos se han convertido en la opción comúnmente preferida. No obstante, la constante innovación a cargo de los fabricantes ha conseguido desarrollar maderas naturales resistentes a la humedad, azulejos de coco o bambú indicados para habitaciones húmedas y una infinidad de nuevos revestimientos que pueden servir como elemento diferenciador en un contexto bastante estandarizado.
Una última consideración: preste especial atención al grado de resbaladicidad de los materiales y tome las medidas pertinentes para evitar accidentes.
Iluminación
Cuando entramos en servicios públicos queremos poder ver. Queremos constatar visualmente la limpieza del mismo y nuestro propio aspecto en el espejo. Es en esta estancia donde nos lavamos las manos y la cara pero también aquella en la que nos volvemos a peinar, a ajustar el pantalón o a maquillar y para todo esto necesitamos luz. La luz en los lavabos ha de ser potente y uniforme en el área inmediatamente anterior a los espejos y no debe provenir únicamente del techo, ya que arrojaría sombras sobre el rostro.
Es ideal complementarla con un espejo iluminado perimetralmente de forma que la luz (preferiblemente blanca o fría 6000k) se reparta uniformemente iluminando toda la cara. En el resto de las zonas, la luz puede ser menos focalizada, favoreciendo lámparas de óptica cerrada y temperatura de color más bajas para hacer del espacio uno menos frío y más acogedor. La luz en estos casos puede provenir de paredes, zócalos, balizas de suelo, o lámparas de pie. Las luminarias de techo son altamente efectivas a pesar de que su efecto, por habitual, sea menos espectacular.
En relación al consumo y la comodidad es importante recordar que los sensores y temporizadores deben ser graduados correctamente y con generosidad. La altura del movimiento susceptible de ser captado por el sensor ha de ser la de la posición sedente (100cm-120cm) y el lapso de apertura de la bombilla no inferior a 3 min. Los interruptores han de ser colocados siempre en el interior de las cabinas desde donde deben ser visibles también las luces de emergencia.
Mantenimiento.
A pesar de que tener en cuenta lo anterior es de suma importancia, quizás sea el mantenimiento y la limpieza lo primordial cuando se trata de los aseos públicos. Un inodoro sin servicio de agua corriente, un lavamanos atascado, un dispensador sin papel higiénico o un servicio sin luz, son tan incómodos de utilizar como un aseo sucio.
Si sabemos que un 76% de los españoles ha dejado de ir a un establecimiento por la falta de higiene y mantenimiento de sus baños entenderemos que es un riesgo que como restauradores no podemos correr”
Felipe Araujo.DENYS & VON AREND
UN CONSEJO PRECISO, PRÁCTICO y BARATO. LA MÚSICA WC.
El mensaje es claro y contundente. Los servicios, baños, wc, o como lo queramos llamar, de nuestro bar o restaurante, tienen gran trascendencia en la imagen que nuestros clientes se llevan del establecimiento. En este artículo ya se ha comentado la importancia de su ubicación, limpieza, decoración, etc. para este espacio tan privado de los establecimientos públicos. Pero yo quiero darles un consejo muy sencillo de aplicar para mejorar, de forma definitiva, la imagen y confort de sus lavabos públicos.
Estarán de acuerdo que, en el baño, un concepto muy importante es el de la privacidad. Es muy molesto para la mayoría de clientes, que los ruidos íntimos propios de la actividad biológica que se desarrolla en los servicios se oigan con facilidad entre los usuarios. El usuario, al oír al vecino y al saberse escuchado por él, se siente privado de intimidad, de privacidad.
Para evitar este problema, sin necesidad de tirar paredes ni construir muros más gruesos, hemos de instalar música en los servicios. La música impide o atenúa de forma definitiva la transmisión y protagonismo sonoro de los ruidos biológicos. Con ello se consigue un ambiente mucho más agradable. El baño parece ganar espacio, y ofrece más intimidad y privacidad a sus usuarios. Instalar música es barato, sencillo y rápido. Solo hemos de seleccionar el estilo de música que se adapte mejor a nuestra decoración, a nuestro estilo de restaurante o bar.
La mayoría de hoteles de gran lujo en todo el mundo siguen este consejo. Por algo será.
Tomás Crudité