Freixenet rinde culto a sus raices
Los Ferrer reconstruyen Can Sala, la bodega que vio nacer su primer cava en 1914
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Freixenet vuelve a sus orígenes. José Ferrer, presidente honorífico de la compañía y artífice de la expansión del grupo en los cinco continentes, quería honrar a su familia recuperando la bodega sobre la que se sustentan los pilares de la empresa. En Can Sala, una finca ubicada en la localidad de Sant Quintí de Mediona (Barcelona), empezó a cuajar el proyecto de Freixenet de la mano de su abuelo, Joan Sala, en 1895.
Las instalaciones se dedicaron en un primer momento a la exportación de vinos, hasta que sus padres, Pere Ferrer y Dolors Sala, dieron un giro estratégico a la bodega con un proyecto para elaborar vinos espumosos. En 1914, la finca alumbró la primera botella de cava con el sello Freixenet y estuvo a pleno rendimiento hasta la pasada década de los 60, momento en que cayó en el olvido. El proyecto de poner en marcha la bodega se remonta a hace cinco años. "Fue en ese momento cuando mi padre tomó la decisión de recuperar el sitio donde nació la empresa", explica José María Ferrer, director comercial de Freixenet e hijo de José Ferrer, creador de las famosas Burbujas Freixenet.
El espíritu artesano con el que se elaboraron los primeros espumosos sigue palpándose casi cien años después en Casa Sala, que cuenta con una producción anual de tan sólo 20.000 botellas. La uva procede de viñas de la zona escogidas únicamente para dar vida a este producto, cuyas señas de identidad son las de tener "una burbuja muy pequeña, fruto de la delicadeza del prensado", indica el director comercial de Freixenet. El resultado: "un cava que mantiene la fruta en boca, con un punto de acidez muy fresco".
La crianza en la bodega se prolonga durante un mínimo que cuatro años y el vino, como en el proceso original, fermenta en botellas cerradas con tapón de corcho.
Freixenet se ha esmerado tanto en la elaboración del producto como en su presentación. El cava Freixenet Casa Sala se sirve en caja de madera de seis unidades. La botella es una réplica de las primeras que se utilizaron en la región vitivinícola de Champaña en el siglo XVIII. Las chapas tienen la imagen de los miembros de la familia Ferrer que han resultado claves para la historia de la bodega, entre ellos el padre y la madre de José Ferrer. Y su etiqueta reproduce la del primer Brut Nature de Freixenet, que además fue el primer brut nature producido y comercializado en España, en concreto, 1935.
Freixenet destina esta edición limitada de cava al mercado interior, en un 90% al segmento de la hostelería. José María Ferrer indica que el precio público de venta en tiendas especializadas oscila entre los 36 y los 40 euros. Es la parte alta de su gama de cava, en la que también se encuentra el Reserva Real o el Cuvée DS. La firma catalana cumplió su sueño de recuperar la bodega hace unos meses con la comercialización de la cosecha de 2004.
Freixenet cuenta entre su portafolio de marcas con Segura Viudas, René Barbier o Henri Abelé