No es una afirmación banal. Las redes sociales de La Moraleja lo comentan y los clientes lo corroboran cuando las prueban. Las pizzas de Café Pino, el gastrobar de la urbanización por excelencia de la capital española, se han ganado el título de las mejores de Madrid, por obra y arte de un trabajo minucioso, artesano y con el mimo característico del local. Son de masa crujiente, "tipo italiano", asegura su gerente, José Antonio Gil, que se elaboran y se estiran al momento en el propio restaurante. Horneadas el tiempo justo y una a una –para que el calor no se pierda-, el resultado es una pizza al dente e uniforme, incluso crujiente por los bordes; un producto artesanal y nada caro (de 12 a 13,5€) al que ya se ha rendido el público que diariamente llena el local y su acogedora terraza de invierno.
Es el plato transalpino por excelencia, y uno de los más reproducidos en todo el mundo. Italianos y no italianos, los restaurantes se lanzaron hace años a producir con mayor o menor éxito tan codiciado producto, aunque pocos pueden presumir de servir un plato bravíssimo. Como también propagó en su momento un conocido eslogan, expertos y no tan expertos coinciden en apuntar a la masa como clave para el éxito o fracaso de una pizza; y lo saben bien en Café Pino, donde tratan a la base con reverencia. Se producen, se estiran, se cubren, se hornean; se tratan con esmero y el resultado es acorde, e incluso apta para intolerantes a la lactosa. "Irrepetibles e inimitables", según Gil. Piezas de coleccionista a las que bonitas palabras descriptivas son solo eco. Para disfrutar, deben degustarse en persona.
Para ello, el horario y la propuesta de Café Pino lo ponen fácil. A degustar en el propio local durante todo el día (cocina abierta de 10:00 a 24:00h.) y con la posibilidad de pedirlas take away, en este caso con la ventaja de costar todas 11€ y de llamar, reservar y pasarlas a buscar en sólo 10 minutos, las posibilidades se redimensionan. Su completa oferta sápida, desde la tradicional Magarita pasando por la de Pollo Barbacoa -una de las más demandadas-, la Hawaiana, Caprichosa o Salmón Ahumado -de nueva creación esta temporada-, hasta la mítica Genovesa -con queso de cabra, rúcula y cherry, una verdadera debilidad-, permite al comensal escoger y disfrutar día a día y turno a turno, darse el gustazo y degustar perfectamente los sabores de los diferentes ingredientes gracias a su horneado especial.
Ideales para compartir o para un gourmet con hambre y disposición, las pizzas de Café Pino están elaboradas con ingredientes totalmente artesanales, destacando su mozzarella especial traída semanalmente desde Italia o la sala de tomate natural, hecha en el propio establecimiento y que, como los otros productos, se compra diariamente en el mercado. Una oferta italiana sin igual, contrastada y complementada con platos de pasta con penne o tallarines, y que se inscribe en el propuesta gastronómica de un local diferente, humano, con platos de aquí y allá bien presentados y elaborados con coherente sencillez, mimo artesano y acertada jugosidad. El triunfo de la humildad.