Normalmente antes de abrir las puertas del restaurante, tenemos que revisar que todo está en perfecto estado, que tenemos la mise en place correcta, que funciona correctamente el aire acondicionado, las luces, el hilo musical etc…
Pero hay una tarea la cual cada día por desgracia es mas frecuente su incidencia en los restaurantes y es que la carta hay veces que no se la sabe ni el Maître.
Para mi creo que es obligación que todos los camareros del restaurante incluyendo a los Maîtres, antes de abrir las puertas del restaurante, conocer los platos de la carta tanto su composición (las guarniciones) como la falta de alguno de ellos, pues cuando ofrecemos la carta a los Clientes antes que nada hay que comunicar al Cliente la falta de algún plato si la hubiese, pues en la mayoría de los casos cuando ya nos hemos hecho la idea de degustar un plato en concreto ese precisamente es el que no hay.
Máxime hoy día que en muchos restaurantes la uniformidad es común a todos y desde el encargado al ayudante visten con el mismo uniforme y el Cliente solicita información sin saber su rango profesional.
Otro de los fallos que suelen ser asiduos (no en todos los restaurantes) es que cómo casi todos los platos de la carta salen emplatados desde la cocina hay veces que para terminar una mesa de seis comensales se dan cuatro viajes a cocina, los resultados son nefastos ya que se rompe el protocolo del servicio en la mesa, se tarda demasiado con el consiguiente enfriamiento paulatino de la comida, al esperar que todos los comensales estén servidos para empezar a comer.
Creo que una de las máximas del servicio en el restaurante a tener en cuenta es que los Clientes pueden esperar el empiece de la mesa pero no entre plato y plato.
Si hacemos un poco de historia nos damos cuenta que el servicio de camareros se ha devaluado bastante, también he de decir que hay empresas y profesionales que trabajan dentro de esas empresas que se preocupan de ofrecer un servicio correcto, con el devenir de los años la restauración se ha ido surtiendo de personas que han visto en ella una salida laboral tras un fracaso escolar, hasta aquí no hay nada malo, pero la hostelería es un negocio de imagen “un camarero detrás de una barra es el representante de la empresa ante el Cliente en ese momento.
Lo que quiero decir es que si el fracaso escolar viene dado por motivos incapacidad ante los estudios por motivos varios no pasa nada, la pena es, que en la mayoría de los casos es por que la persona en concreto es poco responsable, dejado para sus obligaciones y con un sentido común poco desarrollado, y como es bien sabido el 80% de la profesión en hostelería es sentido común (si para mi el mantel tiene un agujero, también lo tiene para el Cliente, si para mí la comida está fría también está fría para el Cliente y así un largo etcétera.
Por eso creo que las empresas y los módulos de hostelería de los institutos se deben dar cuenta, que no todos somos aptos para ser camareros.