Los hosteleros se oponen a ampliar la Ley Antitabaco
Exigen que el Gobierno les devuelva el dinero que emplearon en habilitar zonas para fumadores en sus locales
Nada de tabaco en bares, restaurantes, discotecas y lugares de ocio. El Ministerio de Sanidad baraja desde hace unas semanas la posibilidad de endurecer la Ley Antitabaco, de forma que el cartel de Prohibido fumar tendría que permanecer colgado en todos los espacios públicos sin excepción. De momento, no es más que una opción que está en el aire. Si bien, los hosteleros se muestran tajantes ante tal propósito, y más en época de crisis.
«Hacerlo nos supondría un daño espectacular», sentencia el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado. Así, además de la pérdida de clientes que traería consigo la prohibición taxativa de fumar en bares y restaurantes, los hosteleros valoran otros daños económicos.
Cuando la Ley Antitabaco entró en vigor a principios de 2006, los establecimientos de más de 100 metros se vieron obligados a habilitar espacios para fumadores en el caso de que no quisieran restringir el tabaco.
Doce mil euros por local
La construcción de salas perfectamente aisladas del resto del recinto fue, entonces, su tabla de salvación para quedarse con aquellos consumidores que no renuncian al cigarrillo ni a la hora del café, los cuales suponen un 70% de la clientela. Unas obras que los hosteleros tasan en un mínimo de 12.000 euros por cada local superior a 100 metros. Esto es, 3.000 de los 15.000 bares y restaurantes existentes en la provincia de Málaga. «No es sólo levantar un tabique, sino que hay que poner luces, sistemas de extracción de humos y mil cosas más», denuncia Prado. Por ello, exigen a Sanidad la devolución del dinero que invirtieron para adaptarse a la ley, si ésta finalmente se amplía.
El resto de establecimientos -los de menos de 100 metros- tampoco se librarían de las consecuencias económicas. Hasta ahora, sus propietarios podían decidir si no permitían fumar y, de hecho, sólo lo hizo un 10%, que «tuvieron que retroceder al poco tiempo». Una disminución del 12% de la facturación diaria les abocó a tal decisión.
En el otro lado de la balanza se encuentran la Comisión Europea, los médicos no fumadores y el 71% de los españoles que -según las encuestas- querrían ver los lugares públicos libres de humo. Si bien, los hosteleros creen que el problema de la adicción a la nicotina no es asunto de su sector. «La mayoría de clientes quiere fumar y el resto los respeta, por lo que la obligación de los restauradores es atenderlos», declara Prado.
Consecuencias: Los hosteleros califican la ampliación de la norma como un «daño espectacular» y sostienen que perderían a un 70% de la clientela, que son fumadores